Hacía tiempo que conocíamos a Virginia y un día nos preguntó si podíamos ir a su vivienda y a la de su padre para ver si podíamos mejorar el aislamiento.
«Mi vivienda es un adosado en Valtierra y tengo la mala suerte de que mis vecinos no viven permanentemente allí, es su segunda residencia. No consigo elevar la temperatura de mi vivienda sin gastar mucho en calefacción. También me gustaría que le echárais un vistazo a la casa de mi padre, que no es que sea especialmente fría la vivienda, pero va a cambiar la calefacción central de las de antes a calefacción individual, y sé muy bien que el consumo se le va a disparar.»
Quedamos con ella y su padre en ver ambas casas. Uno de nuestros técnicos diagnosticó ambas viviendas: poca inercia térmica en las fachadas presentando 10cm de cámara de aire en el caso de Virginia y 14cm en casa de su padre. Con lo cual la solución sería el aislamiento de aislante en fachadas. En esta ocasión el cliente optó por aislante de celulosa.
Poco después del insuflado de aislante de celulosa en ambas viviendas hablamos con Virginia:
«Estoy encantada, todo fue muy bien. Estoy muy contenta con todo y todos. La única incidencia fue que tuvieron que abrir y cerrar los cajones de las persianas porque se escapaba el material, pero nada inesperado con cajones de madera.»
Meses después, tras el invierno nos encontramos con ella:
«Este año he pagado 178€ de gas y el año pasado pagué 584€. Estoy super contenta y mi padre también.»
Muchas veces el cliente pregunta acerca de cuánto puede ahorrar en su vivienda. Es algo difícil de cuantificar pues son muchos los factores que influyen, por eso contar con datos de consumos reales del antes y el después de nuestros clientes ayuda a ver lo que sabemos.